Biella
Panorámica
Biella, en el Piamonte, es una ciudad conocida por su tradición textil y su historia industrial. Su casco histórico está marcado por elegantes plazas e iglesias, entre ellas la Catedral de Biella. Es también un importante centro de la moda, gracias a su tradición en la producción de tejidos. Rodeada de paisajes montañosos, Biella ofrece numerosas oportunidades para actividades al aire libre, como senderismo y esquí, lo que la convierte en un destino ideal para los amantes de la naturaleza.
Gastronomía
La cocina local tiene una clara influencia piamontesa, respaldada tanto por empresas reconocidas a nivel nacional e internacional como por numerosos pequeños productores que mantienen viva la tradición del territorio. La gastronomía biellese se encuentra plenamente entre las excelencias del Piamonte.
Entre los quesos más conocidos está la Toma, de pasta dura y leche de vaca, con una tradición alpina muy antigua. Se elabora tanto con leche entera (tipo Maccagno) como con leche parcialmente desnatada. Las tomas de los valles bielleses cuentan con el reconocimiento de la denominación D.O.C. de la Región de Piamonte. Estos quesos son también los ingredientes principales de dos grandes platos típicos: la “pulenta cunscia”, una crema blanda de maíz cocida lentamente en un caldero, en la que se derrite abundante queso local y sabrosa mantequilla de granja, y el “ris an cagnùn”, con toma y mantequilla dorada.
Entre los embutidos más comunes en el territorio están los “salam ‘d l’ula”, que se conservan en grasa y se elaboran con carne de cerdo, sal, pimienta y, en algunos casos, vino tinto. También son característicos los “salam ‘d vaca”, hechos con carne de vacuno, los “salam d’asu”, con carne de asno, y los elaborados a base de carne de cabra.
Más localizada es la producción de los “salam ‘d patata”, en los que a la mezcla se añaden patatas cocidas y una pequeña cantidad de sangre, o de la “paletta di Coggiola”, un jamón de paleta curado con sal y pimienta, embutido en la vejiga y secado al aire.
En Biella no faltan los dulces: los torcetti, que son galletas levadas y crujientes con forma de rosquilla ovalada; las “paste ‘d melia”, galletas elaboradas con harina de maíz; y los canestrelli, crujientes obleas con chocolate y avellanas.
La gran variedad de floraciones permite la producción de una amplia gama de tipos de miel: acacia, castaño, tilo, rododendro, diente de león y mil flores, por citar los más comunes.
Vinos y bebidas
Las aguas del Biellese son famosas por su excepcional ligereza, entre ellas la Lauretana, con sus 14 mg/l de residuo seco, que la convierten en la más ligera de Europa.
Biella también cuenta con una cerveza de gran calidad: Menabrea es la cervecera activa más antigua de Italia y ha ganado varios premios internacionales, siendo incluso considerada la mejor del mundo en la categoría Lager. Numerosas distinciones también han sido otorgadas a los múltiples microcerveceros del territorio, que ofrecen una variada selección de cervezas artesanales con sabores e ingredientes seleccionados y combinados cuidadosamente.
Entre los vinos del territorio destaca una D.O.C.G.: el Erbaluce di Caluso, un vino amarillo pajizo con un aroma fino que recuerda a las flores silvestres y un sabor seco, fresco y característico. También están representados los vinos tintos con cuatro D.O.C.: Bramaterra, Lessona, Canavese y Coste della Sesia, vinos de color rojo rubí, con un aroma característico e intenso, y un sabor seco y armonioso.
Mención especial merece el Ratafià de Andorno, obtenido mediante la maceración alcohólica de cerezas silvestres según una receta de 500 años de antigüedad.
Puntos de interés
En el centro histórico se puede visitar el Museo del Territorio Biellese, el museo de la ciudad de Biella, que recoge testimonios de todo el territorio, desde Viverone hasta el Lago della Vecchia, desde la Bessa hasta el Monte Rubello. Ubicado dentro del Claustro de la Basílica de San Sebastián, permite hacer un recorrido en el tiempo desde la prehistoria hasta el siglo XX. Tras la visión del mapa del Biellese, que aparece en la gran galería de entrada del museo, la exposición se divide en dos recorridos entrelazados: uno dedicado a la sección arqueológica (desde la paleontología hasta la Edad Media) y otro a la sección histórico-artística (del Renacimiento al coleccionismo del siglo XX). También merece una visita la Catedral dedicada al patrón de Biella, San Esteban, construida en la zona más antigua de la ciudad y que alberga un raro ejemplo de iconografía popular desaparecida tras el Concilio de Trento: el Cristo de los Domingos. Junto a la catedral se encuentra uno de los ejemplos más significativos del arte románico en el Piamonte: el Baptisterio, construido sobre un cementerio romano.
A pocos kilómetros del centro urbano, a 1.180 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Santuario de la Virgen Negra de Oropa, el lugar de peregrinación más famoso del Piamonte, uno de los más importantes de Italia y quizá el santuario mariano más antiguo de Occidente. El complejo es Patrimonio Mundial de la UNESCO y el territorio circundante ha sido declarado “Reserva Natural Especial del Sacro Monte de Oropa”.
Un punto de referencia para el turismo en la montaña biellesa es Oropa, accesible en poco tiempo desde Vercelli, Novara, Milán, Turín y otras ciudades del noroeste. En verano, la cuenca de Oropa ofrece la posibilidad de recorrer vías ferratas, practicar senderismo, escalada, descenso en bicicleta de montaña o simplemente disfrutar de vistas espectaculares sobre la llanura padana y pernoctar en uno de los refugios.
En invierno, la zona destaca por el freeride desde la cima del Monte Camino, a unos 2.400 metros de altitud, descendiendo hasta los 1.200 metros sin quitarse los esquís. También se pueden realizar caminatas con raquetas de nieve y practicar esquí de travesía.
La ciudad de Biella y el municipio de Pollone albergan el Parque de la Burcina, que se extiende por las laderas de una colina a 826 metros sobre el nivel del mar. Creado a mediados del siglo XIX por el empresario textil Felice Piacenza, abarca 57 hectáreas y conserva numerosos ejemplares de rododendros, azaleas y valiosas coníferas y latifoliadas exóticas perfectamente integradas en la vegetación local. En 1980 se convirtió en Reserva Natural Especial.
Otros parques naturales cercanos incluyen el área protegida “Oasi Zegna” en Trivero, un espacio de acceso libre de 100 kilómetros cuadrados en los Alpes Bielleses.
La “Reserva Especial de la Bessa” es una de las minas de oro a cielo abierto más grandes del periodo entre el siglo II y el siglo I a.C., con 10 kilómetros cuadrados situados entre Biella e Ivrea.
Candelo alberga también el Ricetto, una de las estructuras fortificadas medievales mejor conservadas del Piamonte.
El Lago de Viverone se encuentra a poco más de 20 km. Se trata de un lago de origen glaciar, alimentado principalmente por aguas subterráneas y situado en la frontera entre Biella y Turín. En parte está ocupado por localidades turísticas como Viverone, destino ideal para vacaciones y excursiones, así como para la observación de aves y la práctica de deportes acuáticos.
Champoluc
Panorámica
Champoluc, situado en el Valle de Aosta, es uno de los principales destinos de esquí de los Alpes. Situado en el corazón del macizo del Monte Rosa, ofrece vistas espectaculares y una gran variedad de instalaciones para los amantes de los deportes de invierno. En verano es un excelente punto de partida para rutas de senderismo y para explorar la naturaleza alpina. Su casco histórico conserva un ambiente típico de los Alpes, ideal para quienes buscan aventura o simplemente relajarse en un entorno natural.
Gastronomía
Champoluc, en el corazón del Valle de Ayas, ofrece una gastronomía típica que refleja las tradiciones montañesas del Valle de Aosta. Entre los platos más representativos se encuentra la fondue valdostana, un plato rico y cremoso elaborado con quesos locales como la Fontina, que se funde con leche, mantequilla y huevos, acompañado de pan tostado. La polenta concia, otro plato típico, se prepara con polenta servida con mantequilla derretida y abundante queso, perfecta para calentarse durante los fríos días de invierno.
Los platos a base de carne son una constante en la cocina de Champoluc: entre los más conocidos están el ciervo y el rebeco, cocinados de diversas formas, a menudo estofados o acompañados de salsas a base de hierbas aromáticas. El risotto a la valdostana, condimentado con queso y setas, es otro plato que encierra el sabor de las montañas.
No faltan las tartas y los dulces típicos, como la tarta de manzana valdostana o la tarta de avellanas, que ofrecen un sabor auténtico, ideal para cerrar una comida de montaña. Como acompañamiento, la miel y la mermelada artesanal, productos típicos de la zona, se utilizan a menudo para acompañar quesos o simplemente se disfrutan en su estado natural. La cocina de Champoluc es un verdadero viaje por los sabores de la tradición, perfecta para quienes desean sumergirse en los gustos auténticos de los Alpes.
Vinos y bebidas
Las bebidas típicas reflejan la tradición valdostana, ofreciendo una combinación de aromas y sabores que se adaptan perfectamente al clima alpino y a la cultura montañesa. Entre las más representativas se encuentra el Genepy, un licor aromático y digestivo, elaborado con hierbas alpinas que crecen en altitudes elevadas. Su sabor único, ligeramente amargo, lo convierte en el complemento perfecto después de una comida abundante.
Otra bebida tradicional es la grappa valdostana, producida con uvas locales o bagazo, que se distingue por su sabor intenso y su capacidad para calentar durante las frías noches invernales. La grappa suele servirse como digestivo, acompañando quesos o dulces típicos.
Para quienes prefieren una bebida más dulce, está la miel valdostana, que se utiliza a menudo como edulcorante natural o mezclada con agua caliente para crear una bebida caliente y relajante, ideal para afrontar las bajas temperaturas de la montaña.
Por último, la cerveza artesanal valdostana está ganando cada vez más popularidad, gracias a la producción de cervecerías locales que utilizan ingredientes típicos del territorio, como el lúpulo y las hierbas alpinas. Estas cervezas, frescas y sabrosas, son perfectas para acompañar una comida o simplemente para un momento de relax después de un día de excursiones.
Puntos de interés
El pueblo es un punto de partida ideal para explorar los numerosos lugares de interés que enriquecen la zona, ofreciendo experiencias inolvidables para los amantes de la historia, la naturaleza y las tradiciones montañesas.
Uno de los lugares de mayor relevancia histórica es la Iglesia de San Martino en Antagnod, una antigua iglesia del siglo XV situada en la aldea homónima. La iglesia es un excelente ejemplo de arquitectura alpina, con una estructura sencilla pero encantadora, en la que los elementos de madera y piedra se integran armoniosamente con el paisaje circundante. En su interior se pueden admirar valiosos frescos que narran la vida religiosa y las tradiciones locales. La iglesia también es un importante punto de referencia para la comunidad de Champoluc y un lugar de culto donde se celebra la devoción religiosa.
El Ru Cortot da Barmasc es un sendero histórico que atraviesa el paisaje montañoso, un recorrido que sigue un antiguo camino de mulas que unía las aldeas de Champoluc con el valle inferior. El trayecto es especialmente pintoresco gracias a las vistas panorámicas que ofrece sobre el pueblo y el valle circundante. A lo largo del camino se pueden descubrir rincones escondidos y paisajes que hacen del Ru Cortot un destino ideal para los amantes del senderismo y la historia local.
El macizo del Monte Rosa, una de las cumbres más altas de los Alpes, es sin duda la joya de la corona de Champoluc. La montaña es un destino imprescindible para los amantes del montañismo y el esquí, pero también para quienes simplemente desean admirar el impresionante panorama que ofrece. El Monte Rosa es un símbolo de la majestuosidad de la naturaleza alpina, y su imponente presencia domina el paisaje de Champoluc, ofreciendo increíbles oportunidades para el senderismo, la escalada y el esquí de travesía.
Otro destino de gran atractivo es el Lago Blu, situado a 2.000 metros de altitud, al que se accede mediante una sencilla excursión. Este lago alpino, rodeado de bosques y picos nevados, es un lugar ideal para un paseo tranquilo, para tomar fotografías o simplemente para disfrutar de la serenidad del paisaje.
El pueblo de Mascognaz, uno de los rincones más encantadores de Champoluc, es una aldea antigua que aún conserva intacto su aspecto tradicional. Este pintoresco pueblo de montaña, caracterizado por construcciones de piedra y madera, es perfecto para quienes desean sumergirse en la historia y las tradiciones locales. Mascognaz también es famoso por su ubicación panorámica, que ofrece una vista inigualable de las montañas circundantes. El pueblo es el lugar ideal para un paseo en el que descubrir las antiguas casas walser y las costumbres de antaño.
Por último, los Sabots son los tradicionales zuecos de madera que durante siglos han sido utilizados por los habitantes de los valles valdostanos. Un símbolo de las tradiciones montañesas, los sabots eran en su momento indispensables para trabajar en los campos y afrontar las duras condiciones invernales. Hoy en día, estos zuecos se han convertido en un emblema del patrimonio cultural y a menudo se compran como recuerdo para llevarse un pedazo de la tradición valdostana.