Subir el Mortirolo y terminar en la cima del Passo dello Stelvio en la última etapa. Quizá por eso el Giro de Italia 2012 fue uno de los más tácticos de las últimas ediciones. Todo el mundo temía esa última y terrible etapa alpina, que podría haber provocado desastres. No lo haría, pero daría a un joven Thomas De Gendt la oportunidad de consagrarse y realizar una de las, según él mismo admite, hazañas más bellas de su carrera.
En aquel Tour, el belga había intentado por primera vez en su carrera ponerse a prueba clasificándose en una carrera por etapas de tres semanas, él que hasta entonces había sido conocido como un interesante cazador de etapas (ya había ganado una etapa en la Vuelta a Suiza y dos en la París-Niza). Durante gran parte de la Corsa Rosa había rondado entre el octavo y el décimo puesto de la clasificación general, mostrando una buena capacidad escaladora, pero no lo suficiente como para competir por un puesto entre los cinco primeros. Pero con inventiva, a veces se puede llegar donde las piernas no pueden.
Como ya se ha dicho, éste ha sido un Giro prudente, en el que los grandes favoritos han vivido tres semanas de espera sin hacerse realmente daño. Al final fueron el explosivo Joaquim Rodríguez y el sorprendente canadiense Ryder Hesjedal, que el día anterior en el Alpe di Pampeago se habían distanciado de todos los favoritos y se habían acercado peligrosamente al maillot rosa de Purito. De Gendt era octavo, a 5’40” del primer puesto, pero aprovechando la incapacidad de los dos equipos favoritos para mantener la carrera cerrada, atacó con ingenio en el Mortirolo a falta de más de 60 km, junto con su compañero del Vacansoleil Matteo Carrara, cogiendo por sorpresa a los corredores de la general.
Encerrado por la táctica, el grupo de la Maglia Rosa se dejó ir y De Gendt, a mitad de la subida final del Stelvio, se situó a 4″ del liderato virtual de Rodríguez. Tras Mikel Nieve y Damiano Cunego, el belga esprintó hacia el triunfo en solitario, mientras que por detrás los favoritos sólo reaccionaron en el final, llegando a unos 3’30” de De Gendt. Sin embargo, escaló hasta la 4ª plaza de la general y completó su obra maestra al día siguiente en la contrarreloj final de Milán, terminando 5º y desbancando al fallecido Michele Scarponi del podio final. La Maglia Rosa final, sin embargo, la ganará Hesjedal.
“Quería demostrar que podía ser un corredor apto para las Grandes Vueltas”, dijo De Gendt tras su hazaña en el Stelvio. En realidad, ese seguiría siendo su único resultado importante en la clasificación general de una carrera de tres semanas, pero luego se convertiría en uno de los cazadores de etapas más populares del pelotón, con éxitos parciales en las tres Grandes Vueltas.