“Lluvia y viento, nubes y granizo, ¿y quién puede decir ahora que Mario Cipollini es un tipo de playa? En la primera etapa del Giro de Italia, un tópico sobre el velocista más querido de Italia quedó inmediatamente desmentido. Olvídese de la playa, Cipollini, en un día como un trío del norte, destrozó a toda la competencia con un formidable sprint tan largo como una autopista. Los demás, aniquilados por aquel torpedo amarillo, agacharon la cabeza para evitar males mayores. Y el guapo Mario, con su melena enrollada en una coleta, conquistó la primera maglia rosa de su carrera.
Así comenzaba un artículo de Dario Ceccarelli en L’Unità al día siguiente de la etapa inaugural del Giro de Italia de 1995, la Perugia-Terni, de 205 kilómetros, en la que el Rey León superó a Mario Manzoni y Johan Capiot bajo un aguacero. Era una etapa fácil sobre el papel, apta para sprinters, pero debido a las condiciones meteorológicas resultó ser bastante selectiva (incluso Claudio Chiappucci y Maurizio Fondriest intentaron atacar a falta de 100 km) y dejó fuera a varios corredores rápidos. No fue el caso de Cipollini, que apretó los dientes con el objetivo de conseguir su undécima victoria parcial en el Giro de Italia y, lo que es más importante, la primera Maglia Rosa de su carrera.
“Es el mejor día de mi vida. Puede que aún esté soñando. Tengo miedo de despertarme en cualquier momento”, dijo inmediatamente después de cruzar la línea de meta. Cipollini vestiría la maglia rosa seis veces en su carrera -además de la del 95, dos en 1997, una en 1999, una en 2000 y una en 2002-, pero sobre todo ostenta el récord absoluto de victorias de etapa en la Corsa Rosa, unas impresionantes 42. Un récord destinado a seguir siéndolo durante décadas. Un récord destinado a seguir siéndolo durante décadas.
Terni, en aquel Giro de 1995, fue por tanto la única ciudad que vio a un corredor en la Maglia Rosa que no fuera Tony Rominger. De hecho, como era de esperar, Cipollini perdió el maillot al día siguiente en la contrarreloj de Asís. El suizo se enfundó la maglia rosa y permaneció en ella durante 20 días, después de haber dominado aquella edición a lo largo y ancho.
