Alfonsina Morini nació en Riolo di Castelfranco, en Emilia, hija de labradores. Se apasionó por el ciclismo cuando su padre trajo a casa una bicicleta muy antigua. Pronto empezó a competir, la única mujer en competiciones para hombres, y lo hizo con éxito, obstinación y tenacidad, a pesar de las muchas dificultades derivadas de la cultura y los puntos de vista de la época. Su marido, Luigi Strada, creía tanto en ella que le regaló una auténtica bicicleta de carreras para su boda. En 1911, Alfonsina llegó a batir el récord mundial femenino de velocidad con 37,1 km por hora y, tras negociar con la Gazzetta dello Sport, consiguió incluso participar en dos Giri di Lombardia. Mientras seguía trabajando como costurera, en 1924 le llegó la gran oportunidad de participar en el Giro de Italia, que deseaba a toda costa para poder mantener a su familia tras la grave enfermedad que había aquejado a su marido.
Ese año, de hecho, los grandes equipos habían boicoteado la carrera por motivos económicos y, ante la ausencia de los campeones, la organización tuvo la idea de permitir la inscripción de Alfonsina, lo que, efectivamente, despertó un gran interés entre el público. A pesar de la dureza de la competición, Alfonsina rindió con honor.
Hasta la etapa L’Aquila – Perugia, 296 durísimos kilómetros, durante los cuales se cayó, se rompió el manillar, lo reparó con un palo de escoba, y aún así llegó a Perugia en plena noche, con frío y lesionada. Parecía que su sueño había terminado allí, ya que había llegado más allá del tiempo máximo permitido. Pero el redactor jefe de la Gazzetta dello Sport, Emilio Colombo, decidió pagarle personalmente el alojamiento para que pudiera llegar hasta el final del Giro. En la salida del Giro había 90 ciclistas en carrera, 30 llegaron, entre ellos Alfonsina, que fue recibida en Milán con todos los honores.
Como pionera de la equiparación del deporte masculino y femenino, Alfonsina volverá a ser debidamente recordada este año en el nuevo recorrido del Giro de Italia Women targato RCS Sport; de hecho, el pico más alto superado por la carrera, el Blockhaus, está dedicado a ella.