Sol, mar y Giro de Italia. En 2013, la ciudad de Nápoles acogió la Gran Salida de la Carrera Rosa y lo hizo colocando el símbolo de la supremacía al final de un sprint en Via Caracciolo, a pocos metros de la hermosa costa napolitana. En aquellos días se hablaba de Italia contra Inglaterra, ya que Vincenzo Nibali iba a desafiar a Bradley Wiggins en la lucha por la clasificación general, y en el sprint Elia Viviani y Giacomo Nizzolo iban a intentar poner en apuros a su majestad Mark Cavendish, que ya había ganado 10 etapas en el Giro.
Si en términos de la maglia rosa final fue un éxito italiano, con Nibali ganando su primer Giro y Wiggins retirándose, no se puede decir lo mismo de los sprints, ya que Cavendish se llevó cinco etapas, es decir, todas las que terminaron en un sprint masivo (no contamos Matera, ya que varios sprinters habían abandonado, incluido Cavendish, el final era ligeramente cuesta arriba y el final se vio afectado por una caída). La primera fue la etapa inaugural en Nápoles, cuando CannonBall, pese a no contar con mucho apoyo de su equipo, remontó a Viviani, ganó la etapa y se enfundó la primera maglia rosa, que ya había lucido en 2009 y 2011.
“Estoy súper contento, porque ha sido una victoria muy difícil en un circuito precioso, aunque haya hecho demasiado calor para un inglés”, declaró nada más cruzar la línea de meta. “He estado solo, es cierto, pero sólo en los últimos metros, porque el equipo de antes había estado fantástico. La Maglia Rosa era mi gran objetivo, por el respeto y el amor que siento por Italia y el Giro. Sabía que Paul Smith (un famoso diseñador de moda británico apasionado por el ciclismo) también estaba allí, y quería ganar también por él, así como por mi hija Delilah, que ahora está en el podio y disfruta siguiendo el ciclismo. Además, ¡me queda genial el rosa!”.
