El bautizo de las Tre Cime di Lavaredo en 1967 fue para olvidar, porque acabó en farsa. La subida fue asaltada por los aficionados, que empezaron a empujar a los corredores que, a su vez, atacaron a coches y motos, distorsionando por completo el resultado de la carrera. La única solución fue neutralizar todos los tiempos de cara a la clasificación general.
Pero la cosa no podía acabar así, las Tre Cime di Lavaredo merecían ser recordadas de otra manera, así que el patrón del Giro de Italia, Vincenzo Torriani, decidió incluir la llegada también en 1968, para acabar definitivamente con el desaguisado del año anterior. Y no podía haber mejor venganza, porque en los 213 km Gorizia-Tre Cime di Lavaredo empezó a tomar forma el mito de Eddy Merckx, el mito del “Caníbal”.
En la subida final, bajo la lluvia, Merckx atacó, recuperó 9 minutos a 16 escapados, pasó a ganar salvando diferencias abismales con sus rivales, ganó la Maglia Rosa, que lució hasta el final, y ganó su primera Gran Vuelta. Gianni Motta e Italo Zilioli llegaron a estar a cuatro minutos, y el vigente campeón, Felice Gimondi, entre lágrimas, incluso a seis, en lo que Merckx no dudó en calificar como una de sus mejores actuaciones.
El fenómeno flamenco llegó a la última etapa en Nápoles con cinco minutos de ventaja sobre Vittorio Adorni y nueve sobre Felice Gimondi, iniciando su dominio de las grandes carreras por etapas que duraría hasta 1974.
