Tercer sprint, tercer sprinter diferente. Nos repetimos, en este Giro de Italia 2024 no hay aburrimiento. Si se quiere, las etapas que deberían ser de transición, más previsibles en su epílogo, en realidad están dando muchas vueltas de tuerca, finales apretados que te obligan a vivirlos en apnea.
Hoy ha vuelto a ser así, gracias sobre todo a un recorrido diseñado a la perfección, espectacular desde el punto de vista técnico y fascinante desde el punto de vista paisajístico, con las constantes subidas y bajadas alrededor de Nápoles estirando el grupo como un acordeón. Monte di Procida, Bacoli, Pozzuoli, Posillipo, el mar circundante… podemos decir que todos los que piden una gran clásica en Nápoles tienen toda la razón. Mientras tanto, el Giro de Italia disfruta al máximo de estas carreteras, y no es casualidad que haya vuelto aquí por tercera vez en tres años.
Tras el valiente ataque en pareja de Mirco Maestri y Andrea Pietrobon (Team Polti Kometa), fue Julian Alaphilippe quien encendió la carrera en la pequeña subida de Lucrino. Desde un punto de vista táctico, quizás, el ex campeón del mundo no fue especialmente astuto hasta este punto, pero en términos de espectáculo lidera todas las clasificaciones.
Su acción llegó a su fin en la última aspereza de Posillipo, cuando Jhonatan Narváez (Ineos Grenadiers), el único que hasta ahora ha logrado batir a Tadej Pogačar, saltó como un resorte. Tras el golpe en Turín que le valió su primera Maglia Rosa, el ecuatoriano soñaba desde hacía tiempo con llevarse también la meta de Nápoles. Parecía hecho, dentro del último kilómetro aún tenía 10 segundos de ventaja sobre el grupo encabezado por los equipos de los velocistas. Pero entonces el paseo de Via Caracciolo empezó a parecer interminable, y por detrás venía Su Majestad Tadej Pogačar, ansioso por ayudar a en el esprint a su amigo Juan Sebastián Molano.
La Maglia Ciclamino Jonathan Milan se puso al día, esprintó primero con su habitual generosidad, succionó al pobre Narváez – a 30 metros de la victoria – pero luego fue superado por la potencia de Olav Kooij (Team Visma | Lease a Bike), que a sus 22 años ya suma 33 victorias entre los profesionales y se convierte en el holandés más joven en ganar en el Giro. Mañana es día de descanso: Pogačar y Uijtdebroeks ya han dicho que irán a Nápoles a comer pizza y helado. Bien merecido.