Que la etapa Novara – Fossano iba a ser especial quedó claro desde los primeros kilómetros. Preparados, vamos, y… ¡no se escapa nadie! Ocurre pocas veces en el ciclismo, pero ocurre, y aunque la primera parte de la etapa es larga y, hay que reconocerlo, un poco soporífera, cuando empieza a ponerse seria no sabes realmente lo que puede pasar.
Hoy, por ejemplo, se ha desatado el caos en los últimos 90 km. Tras un falso intento de escapada por parte de Davide Ballerini y Lilian Calmejane, la carrera se encendió en la llegada al sprint en Masio, la localidad del presidente Urbano Cairo, donde los velocistas lucharon por los 12 puntos para la Maglia Ciclamino. En el impulso de ese sprint, sin embargo, se produjo una de esas situaciones que definir atípica es quedarse corto: ¡los velocistas en una escapada!
De hecho, 24 hombres se encontraron con una diferencia sobre el dormido pelotón, que crecía kilómetro a kilómetro hasta 1’30”. Para que os hagáis una idea, delante de ellos había corredores como Tim Merlier, Jonathan Milan, Olav Kooij, Caleb Ewan, Kaden Groves, Alberto Dainese, Biniam Girmay y la Maglia Ciclamino, Filippo Fiorelli, que se miraban y se decían “por qué no, vamos a intentarlo”. En concreto, fueron Alpecin-Deceuninck, Intermarché-Wanty y VF Group-Bardiani CSF-Faizanè quienes espolearon la acción, al verse superados en número cuando el pelotón se dio cuenta de que iban en serio en cabeza.
Por desgracia para los corredores de cabeza, Phil Bauhaus y Fernando Gaviria se quedaron rezagados, por lo que el Bahrain Victorious y el Movistar empezaron a apretar fuerte, ayudados por el Polti Kometa de Giovanni Lonardi. El fuerte ritmo rompió el pelotón en tres secciones, inmovilizando al Maglia Bianca Cian Uijtdebroeks en el grupo trasero, que incluso se encontró persiguiendo a dos grupos durante unos kilómetros.
Al final, tras casi 40 km de loca persecución, la situación se recompuso a falta de 40 km y sólo volvió a recrudecerse en el final. ¿Gracias a quién? Obviamente a Tadej Pogačar. Los que pensaban que hoy se tomaría el día libre se llevaron un chasco, porque en la pequeña subida que lleva a Fossano, a menos de 3 km de meta, no pudo resistir el sprint de Mikkel Honoré, cogió su rueda y luego, viendo el hueco creado con el grupo, aceleró a su vez. Con él estaba también Geraint Thomas, que a sus 38 años ha visto muchas cosas en su carrera, pero probablemente nunca esperó atacar en el final de una etapa para velocistas, en el tercer día de una Grande Carrera, para seguir a un loco suelto. Una vez en la pista, sin embargo, te pones a bailar, y Thomas impulsó aún más la acción de la Maglia Rosa, acercándose por los pelos a una escapada.
Los dos fueron alcanzados a falta de 200 metros, cuando salieron los velocistas, que hoy sí que no querían perder su oportunidad. El más rápido fue Tim Merlier, que sacó toda su potencia en un final de gran esfuerzo. Para exultar mostró la “W”, en recuerdo de Wouter Weylandt. Todo muy bonito.