Llevaba intentando a toda costa ganar una etapa desde el inicio del Giro de Italia. En cuanto el capitán Mathieu Van der Poel le dio el visto bueno, se lanzó de cabeza a la escapada, tratando de embolsar al pelotón. En Reggio Emilia estuvo a punto de ser alcanzado a falta de 700 metros, pero en Treviso Dries De Bondt (Alpecin-Fenix) consiguió ganar, en la que es sin duda la victoria más importante de su carrera.
Una pizca de mérito, sin embargo, debe compartir con sus compañeros de aventura Davide Gabburo (Bardiani-CSF-Faizanè), Magnus Cort Nielsen (EF Education-EasyPost) y Edoardo Affini (Jumbo-Visma), con los que resistió el regreso del pelotón y se entendió bien hasta los últimos cientos de metros. Al fin y al cabo, los corredores de la escapada no eran los últimos en llegar: Affini es uno de los mejores cronometradores del momento, Cort Nielsen ganó seis etapas en la Vuelta y una en el Tour de Francia, y Gabburo había terminado 2º en la etapa de Nápoles. El pelotón lo sabía y nunca les dio más de 2’30”, pero el error fue no reabsorberlos cuando tuvieron la oportunidad, es decir, a falta de más de 100 km, cuando habían frenado en cabeza y el pelotón se había acercado a un minuto.
Los escapados, por su parte, demostraron ser extremadamente astutos (Affini y De Bondt suelen estar en el pelotón para vigilar el intento del día y conocen muy bien esta dinámica), mantuvieron a raya al grupo, que no tenía ningún deseo de atraparlos, y tras el Muro di Ca’ del Poggio -con su espectacular telón de fondo público-, a falta de 50 km, empujaron con fuerza para intentar completar su acción. Misión cumplida, porque en el último kilómetro el pelotón aún tenía 35 segundos para recuperar y en el sprint De Bondt demostró ser el más fuerte de todos.