Enfrentarse al Monte Grappa una vez ya es un gran golpe para todos, hacerlo dos veces significa exprimir hasta la última gota de energía de todo el pelotón. Las últimas dificultades altimétricas del Giro de Italia 2024, de hecho, serán mortales y se afrontarán con ya 19 fracciones en las piernas. Al ser el último recurso, muchos se jugarán el todo por el todo, tanto para ganar la etapa como para mejorar su posición en la clasificación general.
Un total de 181 km partirán de Alpago y, tras atravesar largamente las colinas de Prosecco, con la ascensión del ya famoso muro de Ca’ del Poggio (4ª cat.), tras 85 km llegarán a los pies del Monte Grappa. Los corredores lo afrontarán desde el lado de Semonzo, pasando del nivel del mar a una altitud de 1700 metros en 18,2 km de subida, con una pendiente media del 8,1% y un par de cortos tramos falsopianos que lo hacen parecer menos duro de lo que realmente es. En la cima quedarán 78 km y un largo descenso de casi 30 km llevará al pelotón de vuelta a Semonzo, donde comenzará la segunda ascensión al Monte Grappa y, con toda probabilidad, la última gran batalla de este Giro. Los últimos 32km serán en picado – y los últimos 6km en llano – hacia Bassano del Grappa, donde se premiará al ganador de la etapa y sabremos, salvo improbables reveses en la pasarela de Roma, quién es el vencedor del Giro 107.
La pendiente es la misma que en 2014 fue escenario de la espléndida contrarreloj ganada por Nairo Quintana en Maglia Rosa: el colombiano atacó por último y superó por 17 segundos al joven Fabio Aru, que sin embargo se aseguró un puesto en el escalón más bajo del podio en aquel Giro, por detrás incluso de Rigoberto Urán. Aquel día, el Monte Grappa fue asaltado por los aficionados, como probablemente lo será este año, en el que incluso podrán disfrutar de un doble paso.
El Monte Grappa, sin embargo, no es sólo cuesta arriba, sino también cuesta abajo, más aún si hay que afrontarlo dos veces. Para informarse, pregunten a Vincenzo Nibali que, en 2010, tras haber cruzado el Grappa desde Semonzo, bajó en picado hacia Asolo, adelantando a Cadel Evans, Michele Scarponi y su compañero de equipo Ivan Basso, más tarde ganador de aquella Corsa Rosa. Ganó la etapa -la primera de las siete que se llevó en el Giro- y se proyectó hacia su primer podio en una Grande, de los 11 que ganaría más tarde.