Lo habíamos esperado y anhelábamos el momento en que los hombres de la clasificación se desafiaran abiertamente, sin pensar demasiado en la etapa que vendría al día siguiente y sin perderse en tácticas. Ese día parecía no llegar nunca, y quizá por eso, hoy, la ascensión al Monte Bondone parecía aún más hermosa. El Giro de Italia 2023 ha estallado por fin, los grandes capitanes han llegado para disputar la etapa y hemos comprendido algo más sobre las jerarquías de esta Corsa Rosa.
El escenario, pues, era uno que vuelve a menudo en los libros de historia del ciclismo, el Monte Bondone para ser precisos, que a lo largo de los años ha sabido consagrar a grandes corredores y relegar a otros al mito. No sabemos si esta subida pasará a la historia, pero sin duda representa el primer hito real de la 106ª edición del Giro. Quizá sea el signo de una nueva versión de João Almeida, más atacante, más ganador, dispuesto a vender cara su piel para traerse a casa la maglia rosa, que lució durante 15 días en 2020. O quizá sea el día en que Geraint Thomas se dio cuenta de que, tras ganar el Tour de Francia 2018, también puede ganar el Giro de Italia, emulando a su excompañero Chris Froome, el único británico que lo ha conseguido.