Cuando se piensa en lo que tuvo que pasar hace menos de tres años, resulta sorprendente e impresionante que Fabio Jakobsen siga aquí imponiendo su ley en medio de los mejores velocistas del mundo, de los que ahora puede considerarse el príncipe. Hoy en Follonica, en la segunda etapa de la Tirreno-Adriático 2023, el velocista del Soudal-QuickStep ha conseguido la primera victoria de su carrera en Italia, él que ya acumula 40 a los 26 años.
Y podrían haber sido muchas más si no hubiera tenido que pasar casi un año volviendo a ser una persona normal tras la terrible caída de Katowice, en la Vuelta a Polonia 2020. Los aficionados lo recordarán bien: Jakobsen, en aquella primera etapa de la carrera polaca, se estrelló contra las barreras laterales durante el sprint final, cayendo, perdiendo el casco y golpeando también a un trabajador de la carrera en el impacto. Fue encontrado en el suelo consciente y en un charco de sangre, y trasladado al hospital de Katowice, donde entró en coma inducido debido a graves daños respiratorios y múltiples fracturas en la cara. Si los médicos no hubieran intervenido a tiempo, admitió más tarde, ahora no estaría aquí para ofrecer un espectáculo a los aficionados al ciclismo. Le reconstruyeron la mandíbula y le sometieron a innumerables operaciones faciales para devolverle su rostro normal.