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Etapa 8

Spoleto > Prati di Tivo


Spoleto

Spoleto, ciudad de salida de la octava etapa del Giro, sabe cómo seducir a sus huéspedes. La ciudad se anuncia desde lejos con toda su imponente belleza, precedida por el Ponte delle Torri, el acueducto construido por los romanos y que sigue siendo hoy la suntuosa tarjeta de visita de Spoleto. Es agradable pasear por el centro de la ciudad, admirando la fortaleza de Albornoz y, sobre todo, la magnífica catedral dedicada a Santa Maria Assunta. Es divertido imaginar que ese cura en bicicleta que se ve pasar es Terence Hill en la piel de Don Matteo, el drama televisivo ambientado aquí mismo. Falsa alarma, pero un desvío de un par de cientos de metros desde el Duomo hasta la iglesia de Sant'Eufemia, la iglesia de Don Matteo, parece obligatorio en este punto. La de Don Matteo es la más telegénica de una zona muy frecuentada por ciclistas, sobre todo desde la inauguración de la vía verde Spoleto-Norcia, que discurre a lo largo de 51 kilómetros por el trazado de un ferrocarril en desuso. Con motivo del paso del Giro, Spoleto ha preparado un apretado programa de actos. Entre ellos figuran el videomapping, un desfile de moda y una noche rosa con DJ set el sábado 11, mientras que el domingo por la mañana será el carril bici Spoleto-Norcia el que acapare todo el protagonismo con pruebas de ciclismo y carrera a pie.

El Fucino

En su mayor parte, la ruta del día serpentea por un entorno salvaje y poco desarrollado, pero Leonessa, una joya medieval a los pies del Terminillo, y Sigillo, puerta de entrada al evocador desfiladero de Fucino, exigen una parada. Ya en suelo abruzo, la ruta toca el lago de Campotosto: un desvío hacia esta gran masa de agua proporcionará imágenes y recuerdos de gran intensidad.

Pietracarmela

En la subida hacia la meta, llegamos a Pietracamela. Entrando por las estrechas calles del pueblo entre las casas de piedra, uno se encuentra con la iglesia de San Giovanni Battista, construida en 1432, en cuyo interior hay un enorme mecanismo de reloj de pesas del siglo XVIII. Siguiendo por las callejuelas llegamos a la iglesia de San Rocco, de 1530, dedicada al santo durante la peste que asoló la península en aquella época, con un sencillo altar con una estatua de madera del santo con un pequeño perro. También merece la pena ver las pinturas rupestres del maestro Guido Montauti pintadas en la cresta rocosa sobre el pueblo. Tampoco hay que perderse la visita a la pequeña aldea de Intermesoli, un pueblo medieval realmente evocador.
Quienes lleguen a la zona la víspera de la etapa podrán participar en la larga noche de fiesta organizada por el municipio con conciertos de música en directo.Desde Pietracamela, sólo se puede llegar a pie a la meta de Prati di Tivo. Pero el esfuerzo se verá recompensado por el espectáculo del macizo del Gran Sasso. Imponente y muy cercano.

Las conozco todas!